La saviesa dels pobles originaris que van habitar Amèrica abans de la conquesta europea és rescatada des de la tradició oral. Recuperar aquestes narracions primigènies que es van transmetre de generació en generació al voltant del foc, resguardats de la selva, mentre s'anava a caçar, quan es recol·lectaven els aliments, dalt una canoa o d'una muntanya és una tasca per conèixer la pròpia identitat d'aquestes terres. Pobles que vibraven en unitat amb la natura i que ens mostres valors que és necessari rescatar.
Avui, mentre buscava i llegia contes dels indis tobas, m'he topat amb aquest i m'ha atrapat.
que el gaudiu...Confesiones de un indio Toba

Hubo un tiempo y un lugar, ambos no muy lejanos, en que la sexualidad no
era definida por la naturaleza sino por los individuos y sus deseos
personales. Un tiempo y un lugar donde, inexorablemente, los hombres
cazaban y procuraban el alimento y las mujeres cocinaban y criaban
hijos.
Cada individuo nacido, niño o niña, era considerado asexuado y crecía
bajo el exclusivo cuidado de su madre hasta que alcanzaba la mayoría de
edad, los seis años. Ese día recorría, acompañado de su padre tomando su
mano derecha y de su madre tomando la izquierda, los tres desnudos,
aquel camino que sólo transitaban los niños y niñas el día de su sexto
cumpleaños y sus padres. El trayecto tenía comienzo en la aldea,
atravesaba el bosque y el pantano, y concluía a la entrada del Linaje de
la Elección.
Su padre, un hombre que en algo más que en la mitad de los casos tenía
órgano sexual masculino, soltaba su mano derecha y lo abofeteaba. Su
madre, una mujer que en algo más que en la mitad de los casos tenía
órgano sexual femenino, soltaba su mano izquierda y lo besaba. Y la
criatura, ni niño ni niña, ni hombre ni mujer, se adentraba sola en el
linaje en busca de su regalo.
Al retoño nunca antes le habrían descripto el lugar. Sólo sabría que al
entrar se encontraría con dos obsequios. Y que no debería apresurarse en
tomar ninguno. Que debería sentarse, observarlos, reflexionar, orar, y,
sólo cuando se hallara listo, realizar su elección.
En el interior del linaje habrían dos piedras, una en cada esquina y
enfrentadas a la entrada, y sobre cada una de ellas un obsequio. Sobre
la piedra de la esquina izquierda habría una vasija de barro, similar a
las que las madres utilizaban a diario alegrando con aromas hogares y
con sabores paladares. Sobre la piedra de la derecha habría un arco y
una flecha, de esos que colgaban de las espaldas de los padres cuando
regresaban a la aldea cargando un animal muerto luego de una larga
ausencia.
Realizada la elección, dejaba el linaje un hombre cargando el arco y la
flecha o una mujer cargando la vasija. Por los siguientes seis años,
esos hombres niños y mujeres niñas aprenderían de sus padres y madres
respectivamente, lo necesario para realizar, a la edad de doce, su
último acto antes de convertirse en adultos. Para los hombres tal acto
consistía en la caza de un animal lo suficientemente grande como para
alimentar a toda la familia; para las mujeres el acto era el de dar a
luz.
La mayoría de los hombres (con genitales masculinos o femeninos)
realizaba esa cacería con éxito. Los que fracasaban, o eran vencidos por
el animal o bien se exiliaban de por vida; quien fracasaba nunca
regresaba.
Las mujeres (con genitales masculinos o femeninos) debían parir. Las que
tenían genitales femeninos podían hacerlo, en general, naturalmente.
Pero todas debían parir algo. Las mujeres con órganos reproductores
masculinos debían simular el parto de una criatura muerta y darla a
conocer a los miembros de la comunidad, que aceptaban el fraude sin
objeción.
Más allá de estos detalles de color, la vida se desenvolvía como en
estos tiempos y en estos lugares. Siempre un hombre se casaba con una
mujer y no era la naturaleza sino las personas quienes decidían su
sexualidad.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Jabo Pacú (indio Toba con genitales femeninos)
a todos los antiguos dueños de las flechas...
M'agrada, vaig llegir algunes coses similars a Seven Arrows
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